Procrastinar significa literalmente “posponer hasta mañana”, es muy interesante la confianza y convicción que tenemos de que el mañana estará a nuestra disposición, la rutina y la aparente repetición de los días nos ayudan a creer que tendremos otra oportunidad el día siguiente, hasta que no.
La realidad es que nunca sabemos cuando es la última vez que haremos algo o que tendremos la oportunidad de hacerlo, hay un tiempo definido y a veces, simplemente no hay marcha atrás, ya no podemos hacer esa llamada, mandar esa solicitud, hablar con esa persona o comenzar ese proyecto, a veces, simplemente, no tenemos otra oportunidad. Es por esto que uno de los mejores hábitos que podemos desarrollar es el de vivir en el presente y hacer lo que nos corresponde, ahora.
La procrastinación es la incapacidad de hacer lo que sabemos que tenemos que hacer, lo que es bueno para nosotros o para los demás. Aunque somos conscientes de que estamos evitando hacer algo importante y eso nos provoca ansiedad y culpabilidad, no es suficiente para que podamos poner manos a la obra.
Somos seres humanos y nuestro ánimo y eficiencia tendrán altibajos, pues somos continuamente afectados por nuestro exterior, (por ejemplo el clima y cómo afecta este nuestras rutinas o nuestro humor, la discusión que tuvimos con esa persona importante esta mañana o hace años, que ninguno de tus candidatos llegara a entrevista, etc.) y por nuestro interior (si hemos tenido un sueño reparador, si estamos recibiendo suficientes nutrientes con nuestros alimentos o nuestro ciclo menstrual en el caso de las mujeres), sin embargo, si has tenido problemas postergando tareas por más de tres días seguidos, es conveniente que pongas atención, pues esto podría volverse en un desajuste de la conducta.
Contrario a lo que podría parecer, la procrastinación tiene poco que ver con la pereza o la mala gestión del tiempo, en realidad este comportamiento es el resultado de un mal manejo de las emociones.
Se genera un pico de angustia o ansiedad imaginario, porque literalmente no sé por dónde empezar. Tenemos la impresión de estar frente a una tarea extraordinariamente compleja, que nos va a requerir mucho tiempo o esfuerzo. Es básicamente la negativa a enfrentar una situación que anticipamos como estresante.
Por otro lado, está la postura del soñador, que se convence de que la tarea es extremadamente sencilla y que la terminará muy rápido, así que puede dejarla para después.
Divide grandes tareas en tareas más pequeñas, lo ideal es que ninguna pase de 45 min. la primera tarea podría ser, “aclarar qué es lo que tengo que hacer y subdividirlo en tareas pequeñas”. Las listas de cosas por hacer, serán tus grandes aliados.
"Ante los miedos y las dudas, toma decisiones. Equivócate rápido y corrige rápido."
Aversión a la tarea. Simplemente, no nos gusta hacer esta tarea, nos parece sin significado, utilidad o carente de estímulo. Aplazamos tareas y responsabilidades por otras actividades que nos resulten más gratificantes, como revisar redes, investigar algo que nos interesa o prepararnos un café. Cuando tenemos que realizar una tarea desagradable, comienza una guerra entre nuestro sistema límbico (el centro del placer) y la corteza prefrontal (el centro de planeación). Si gana el sistema límbico, postergamos la tarea y la sustituimos por algo que nos genere dopamina, la hormona del placer, el problema es que nuestro cerebro se engancha y quiere más, haciéndonos perder el control.
La técnica de los 5 minutos, proponte realizar la tarea, solo por los próximos 5 minutos, una vez que comiences es muy fácil seguir. Puedes intentar una desintoxicación de dopamina para ayudar a la corteza prefrontal a tomar el control y a tu cerebro a ser más productivo. Si te interesa saber como se hace y conocer mi experiencia, puedes leerla al final de este artículo.
En empresas, la psicometría nos ayuda a saber si una persona realmente disfrutará realizando algún tipo de tareas o si solo está mintiendo para obtener el empleo en procesos de reclutamiento. Las pruebas de Comportamiento y Personalidad son ideales para este punto.
Cansancio o problemas de salud. No podemos descartar algún problema de salud, como el déficit de algún nutriente, hierro, magnesio o vitaminas del grupo B. Las alteraciones de la tiroides, o cualquier alteración hormonal, también pueden causar desánimo o falta de energía. Ser neurodivergente y padecer Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastorno Obsesivo Compulsivo, TDAH, Depresión, etc. hace que el cerebro gaste mucha más energía provocando agotamiento mental. Si eres exigente contigo mismo o te gusta mucho trabajar, tal vez tengas dificultades para identificar cuando te estás excediendo, pero tu cuerpo intentará comunicártelo resistiéndose a realizar la tarea.
Tal vez simplemente necesites descansar. Consulta a tu médico al menos una vez al año para tus estudios de rutina y descarta algún trastorno psiquiátrico consultando con un profesional de la salud mental, nuestro cuerpo es nuestro vehículo, la máquina que nos permite hacer, su salud física y mental es primero.
Generador de crisis, para sí mismo o para otros. Si has vivido en el caos y te has acostumbrado a él, la tranquilidad y estabilidad pueden sentirse aburridas e incluso incómodas, el cerebro prefiere las cosas conocidas, aunque sean desagradables simplemente porque son conocidas. También es posible que tengas sentimientos negativos para con alguien y que la negativa a realizar la tarea sea una triangulación inconsciente, con la que esperas molestar, incomodar o causarle problemas indirectamente a la persona.
Tienes dos opciones: aprendes a vivir y estar cómodo en la tranquilidad, pasando por un periodo de ajuste e incomodidad, si estás acompañado de un profesional, mejor. O le proporcionas a tu cuerpo, escenarios sanos donde pueda generar adrenalina; el deporte, las competencias, las artes marciales, pueden ser buenos catalizadores.
Bloques por estrés. Pueden ser miedo al futuro, incertidumbre, angustia o ansiedad por situaciones. Sientes que todo es urgente y todo es importante, entonces que podrías hacer primero, paralizarte, claramente. Los elevados niveles de cortisol segregados en el cerebro cuando estamos estresados o ansiosos, simplemente impiden que podamos concentrarnos.
Si, yo también te voy a recomendar la meditación, la atención plena y los ejercicios de atención en la respiración. ¿Algo más práctico? Cuida de una mascota o dedica tiempo obligatorio a actividades que promuevan tu felicidad.
Planifica tus tareas un día antes, justo antes de terminar tu jornada laboral y al día siguiente, solo intenta concentrarte en seguir la lista de cosas que tienes que hacer. Utiliza la Matriz de Eisenhower para priorizar.
Miedo. Al fracaso o al éxito. Pensamientos irracionales. Disminuir el tiempo que tenemos para hacer una tarea, nos da un buen pretexto, si terminamos la tarea de forma mediocre, nos convencemos de que no es porque seamos incompetentes, sino porque no tuvimos suficiente tiempo. Autoboicot. Por otro lado, el no menos común, miedo al éxito, miedo a sobresalir, miedo a dejar de pertenecer a tus círculos, miedo al qué dirán.
En caso de que notes la imposibilidad de actuar, pregúntate ¿a qué le tengo miedo?, ¿qué es lo malo que puede pasarme a mí o a los demás si comienzo a hacer esto o si lo termino?, ¿qué pasaría si tuviera éxito en esto?, ¿pasaría algo malo?, ¿quienes se enojarían conmigo? Tenemos que entender que no somos nuestros propios enemigos, nuestro subconsciente en realidad está tratando de ayudarnos al evitar que comencemos o terminemos nuestra tarea, pues tiene miedo de que algo malo nos pase. Descubrir cuál es el miedo detrás de todo esto, puede ser revelador y realmente ayudar a ir en contra de los pensamientos irracionales.
Comenzaré cuando esté listo, lo terminaré cuando esté perfecto. Es nuestra autoexigencia la que nos paraliza, queremos entregar algo perfecto, incluso cuando es la primera vez que hacemos algo, queremos destacar, queremos ser buenos y obtener reconocimiento. Sin embargo, esto dificulta que comencemos con la tarea, pues tenemos la impresión de que aún no podemos comenzar, aún no contamos con toda la información que necesitamos, el presupuesto, el equipo, el tiempo, simplemente no estamos listos, ¿cierto?
Date permiso de bajar tus expectativas. Tal Ben-Shahar, el maestro de la felicidad en Harvard, escribió en su libro En búsqueda de la felicidad que podías permitirte pasar de perfeccionista a optimalista, no es necesario hacer las cosas perfectamente al 100%, el 80% es suficiente.
Si la procrastinación se ha vuelto parte de tu día a día en diferentes ámbitos de tu vida, tal vez sea necesario apoyarte con un psicólogo, que te ayude a descubrir las causas subyacentes y cómo solucionarlo. Esto es algo que tienes que comenzar hoy, bueeeno… quizás no hoy, hoy, mañana está bien.